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Actitud tolerante, flexible, dúctil, elástica en lo que al trato personal y educativo se refiere. Lo contrario de la permisividad es la exigencia y la disciplina rigurosa. En las corrientes pedagógicas no directivas o liberales la permisividad o flexibilidad es una disposición considerada como positiva. En los estilos o sistemas directivos es un síntoma de fragilidad o de ineficacia.
No es fácil valorar el sentido moral y pedagógico de la permisividad pedagógica. Pero el sentido común indica que una actitud permisiva en personas no formadas, como son los niños, conduce a la deformación o la malformación, cuyas consecuencias se harán presentes pasando el tiempo, cuando ya no haya posibilidad de rectificar. La misma actitud con adultos responsables se convierte en necesidad pedagógica de primer orden.
La permisividad familiar, si se da en cuestiones que conducen al desarreglo de la conducta moral o social de alguno de los hijos, es un desacierto que suele tener fatales consecuencias. Sin embargo, la permisividad religiosa cuando los hijos han llegado a la madurez, es la única alternativa posible en culturas civilizadas y occidentales.
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