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En Filosofía se define persona como el "individuo inteligente" que se diferencia de otros y se presenta ante los demás con rasgos originales. La definición clásica viene de Boecio: "Substancia individual de naturaleza racional" (Libro de “La persona y de las dos naturalezas". cap. 3) y es la que fue aceptada por lo filósofos y teólogos medievales.
En griego, persona, (de prosopon) era la máscara o careta con la que se caracterizaba el artista que simulaba un personaje en la obra dramática. El término pasó a los romanos.
En Derecho es el individuo con identidad propia, que asume exigencias y deberes ante la ley, que tiene derechos. Y por extensión se entiende del grupo o entidad que puede reclamar derechos en atención a los individuos que lo configuran solidariamente. Con todo, no se debe confundir persona e individuo. El concepto individuo resalta la idea de singularidad; persona alude a idea de conciencia.
En la Filosofía moderna se resalta sobre todo la dimensión activa y evolutiva de la idea de persona: la capacidad de autoidentificarse y de presentarse ante los demás para ser reconocido por ellos. Por eso persona se sustituye con frecuencia por personalidad.
En Teología se recoge la idea de persona propugnada en la Filosofía de Boecio y, aunque sea de forma limitada y análoga, se denomina persona al ser individual con racionalidad, es decir con inteligencia. Así se explica en Santo Tomás la idea de la unidad de persona en Cristo y la trinidad de personas en Dios. (S. Th. I-I. q.29.1).
Dios es tripersonal en unidad (triunidad), Padre, Hijo y Espíritu Santo. Jesús es un ser personal, una persona, con doble naturaleza. La persona es la divina, el Verbo, la Segunda de la Trinidad. Ella unifica misteriosamente las dos naturalezas: la humana y terrena y la divina y eterna. (Ver Trinidad 2)
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