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Arte y lenguaje que se basa en el juego de colores sobre una superficie. Ha acompañado a los hombres desde los primeros momentos de su despertar inteligente en la historia humana. Y ha producido series interminables de mensajes, estilos, contenidos.
Técnicamente se suele clasificar en pintura autónoma o en pintura ornamental sobre un soporte escultórico o de otro tipo. La autónoma puede ser mural o pintura de caballete. Los murales son diversos, como el fresco, el encauste, el temple... Los modos de caballete puede ser al óleo, al temple, de acuarela, pastel.
La pintura pedagógica se preocupa por el uso de la expresión gráfica como lenguaje de intercomunicación, tanto del educador que dice algo con ella, o aprovechando lo que en ellas se ha realizado, como del educando que se expresa con sus recursos.
Esta pintura pedagógica, más sencilla y asequible (usando lápices policromos, ceras, pastas, tintas), es de frecuente uso y tiene la ventaja de agradar a los educandos, sobre todo a determinadas edades, y hacer posible la comprensión dinámica de mensajes al usar la concreción de los ojos y la habilidad de las manos, sin quedarse sólo en la abstracción de las ideas generales.
En la pintura pedagógica lo interesante no es la perfección del resultado sino el uso que se haga de ella como lenguaje. Por lo que una sesión pictórica no se debe reducir a un ejercicio artístico, sino que se debe convertir en modo de intercambio de personas que, al hacerse de forma activa, resulta más eficaz y gratificante. (Ver Visuales. Lenguajes)
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