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Concepto que afecta a diversidad de contenidos, siendo el principal el que alude a la previsión de lo que va a venir y al deber que hay de tomar medidas para evitar la improvisación. El porvenir es un motivo de inquietudes, sobre todo para personas pusilánimes y temerosas. Y es algo ajeno a las mentes inmaduras y ligeras, como son lo niños a quienes les basta la vida presente.
Con todo es bueno recordar que, en lenguaje cristiano, así como la prudencia personal y gubernativa reclama actitudes previsoras para el porvenir, también la confianza en la Providencia requiere serenidad para vivir en el momento presente. El consejo evangélico de confiar en Dios y de pensar que a "cada día le basta su propio afán o tarea" (Mt. 6. 25-34) es esencial para vivir el Evangelio.
Por eso el porvenir de la Iglesia, el porvenir de las familias religiosas y comunidades cristianas, el porvenir de la propia vida, se halla en manos de Dios. Y Dios quiere la previsión como virtud, pero no como angustia y desasosiego.
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