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Desde el siglo XIX se aplica el término a la masa de trabajadores, o descendientes de trabajadores, que tienen que ganar la vida con su esfuerzo cotidiano. El término se usaba en Roma para aludir a los que por su bajo poder económico sólo contribuían a los gastos sociales con su prole, es decir produciendo hijos para el trabajo, para el ejército o para funciones sociales.
En el siglo XIX fueron los socialistas científicos los que usaron de nuevo el término en oposición a burguesía. En la terminología obrera fueron los sociólogos al estilo de Marx, Engels, Lenín, los que popularizaron el término. "Proletario de todo el mundo, unión" es la última frase del Manifiesto comunista de 1848.
Al constituirse la gran masa "proletaria" en las zonas industriales, se hizo preferentemente sinónimo de trabajadores.
Los jornaleros, los asalariados, los operarios, los peones, obreros en una palabra, fueron masivamente emigrantes de las zonas rurales que buscaron mejores medios de vida en las crecientes zonas industriales del propio país o de otros. Entonces surgieron necesidades morales, religiosas, espirituales en esos ambientes y hubo necesidad de una nueva pastoral en la Iglesia: pastoral obrera o proletaria.
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