Promesa
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       Compromiso que se establece ante la propia conciencia de hacer o entregar algún don, acto o disposición. Las promesas son palabras responsables que se pronuncian y por lo tanto obligan en virtud de la sinceridad, de la fidelidad y de la veracidad.
    Las que se hace a los hombres tiene un sentido natural de compromiso, si son libres y éticas. Una promesa malvada o de hacer algún mal no sólo no obliga a ser cumplida, sino que exige arrepentimiento de la maldad planeada.
    Las promesas hechas a Dios y las hechas por motivos religiosos a un santo en cuanto miembro glorificado del Cuerpo Místico de Cristo, implican una referencia trascendente y la expresión de la virtud de religión. Existe especial deber de cumplirlas por razón de la majes­tad divina o de la dignidad de la figura sagrada puesta como referencia.
    La Sagrada Escritura está llena de promesas, de Dios a los hombres (a Noé, a Abraham, a Jacob, a Moisés) y de los hombres a Dios. Es importante descubrir en esas promesas un modelo de confianza y de respeto, un deseo de vinculación espiritual. La promesa es como una plegaria y por lo tanto una expresión espiritual. Se deben hacer con fe, con respeto, con reflexión y, por supuesto, con contenidos buenos.
    Algunos moralistas diferencian la promesa del voto en cuanto a la solemnidad del compromiso y a su publicidad. Pero en la esencia de la relación del hombre con Dios, la diferencia no es significativa y se puede igualar en cuanto a conceptos aunque en cuanto a terminologías se diversifiquen juramentos, promesas, votos, compromisos.