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Debilidad (astenia) o carencia de energía psicológica por temperamento o por trastorno pasajero o permanente de depresión o abatimiento.
No debe ser confundida psicastenia, atonía temperamental, apatía o abulia, pasajeras o permanentes, con la virtud de la serenidad interior, fruto de la benevolencia ética o del progreso espiritual.
No es infrecuente que determinadas personas pacíficas identifiquen, por sí mismas o por terceros, su languidez temperamental con la virtud o la piedad. Ello equivale a confundir temperamento con santidad, tranquilidad con piedad, en definitiva bondad natural con bondad sobrenatural.
Acontece fácilmente que, creyendo tener dominadas las malas inclinaciones por una entrega aparente a la virtud, se desajustan cuando una dificultad llega o cuando las circunstancias de la vida cambian o se vuelven más difíciles.
Por eso es conveniente que los educadores y los animadores se acostumbren a diferenciar los estados morales y espirituales y siempre dispongan a sus dirigidos a seguir siempre cultivando la virtud con actos buenos frecuentemente repetidos, a desconfiar de los propios méritos con frecuentes plegarias humildes ante Dios o afianzar los dones que se tienen por naturaleza mediante el cultivo de las cualidades que hay que conseguir superando las dificultades que se pueden presentar en cada momento de la vida.
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