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El estudio de la base biológica de los hechos psicológicos. Propiamente son tres las ramas de la Antropobiología que interesan en la Psicología: la Anatomía, que tanto depende de la Genética; la Neurología, ya que el hombre vive de su sistema nervioso; la Endocrinología, por la gran trascendencia que tienen las hormonas en las acciones y reacciones del organismo.
La influencia biospsíquica es tal en la vida, que el determinismo biológico resulta siempre una tentación científica, incluso para los que aceptan la plena libertad del hombre y para los que consideran la educación como factor determinante para ejercer esa libertad.
El primero que desarrolló una visión sistemática de la Psicobiología fue A. Meyer, quien en 1985 formuló unas tesis defensoras de la íntima compenetración entre el cuerpo y los hechos psíquicos.
Desde la primera parte del siglo XX, los estudios en este sentido se multiplicaron, sobre todo con los análisis biopsíquicos de Watson, de Pawlow, de Skinner, de Vygotsky y de otros neurólogos que llevaron a la cumbre de las ciencias médicas la Neuropatología por haber fundado sólidamente la neurología.
Más tarde vendría el desarrollo de la Endocrinología y el descubrimiento de la enorme influencia en los hechos psíquicos normales y patológicos, de los otros factores biológicos: hormonas, oligoelementos, estructuras somáticas, herencia.
Queda siempre el temor de hacer del hombre un ser tan animal que se acerque en los planteamientos más al bruto que al ser racional. A pesar de ello es preciso afirmar categóricamente el poder de la conciencia y de la libertad, la gran capacidad que, para moderar la conducta, tiene la educación y la influencia del entorno. Incluso no debe suscitar ninguna sorpresa mística el afirmar que también en el hombre influye aspectos puramente espirituales, como son los sentimientos y las actitudes éticas, estéticas y transcendentes, que evidentemente superan las leyes de la neurobiología, aunque no se entienden si ellas.
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