Purísima
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   Calificativo sustantivado por la piedad cristiana y que, se da de ordinario a María, la Madre de Jesús. Alude a la perfección y singular la pureza de su vida, pues hasta del pecado original fue "preservada por único y singular privilegio divino" (Bula Ineffabilis Deus, de Pío IX).
   La pureza de maría no es un adorno, al igual que la belleza o la sabiduría. Es el rasgo que define su gracia de plenitud (la kejaritomene) la llena de gracia, la llamada así por Gabriel.
   La Iglesia la vio siempre como ser singular, por no haber tenido pecado original, ni haber cometido en toda su vida la menor imperfección, como correspondía a su santidad insuperable. Popularmente se asoció siempre, desde la Edad Media, Purísima con Inmaculada. Y ningún otro nombre fue más atribuido a la Madre de Dios.
   En la presentación catequística de la Madre de Dios. es conveniente superar, en esta y otras prerrogativas marianas, la visión esteticista y llegar a una visión más teológica: predilección divina, predestinación, elección.