Recoletos
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    La recolección, que literalmente significa "recogida de cosecha o de objetos, se entendió en determinadas instituciones religiosas como "adhesión a sistemas de vida más exigente, más conforme con la reglas y usos primitivos".
   Se entendió como sinónimo de "reformación" y a quienes la practicaban se les miró como más austeros, recogidos, penitentes y perfectos que el común de los miembros de la institución.
   En diversos institutos, esos "recoletos o reformados" terminaron segregándose y formando una familia paralela diferente y con normas y gobierno propios, autorizados y promovidos por las autoridades de la Iglesia. Tal fue el caso de los cistercienses, carmelitas, franciscanos, agustinos, tanto en sus formas masculinas como femeninas.