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Movimiento intelectual nacido en Alemania a finales del siglo XVIII y que duró a lo largo del XIX. Fue más bien movimiento espiritual y literario, pero afectó a la música y a las artes en general. Fue reacción contra los gustos neoclásicos y racionalistas. Por eso primó en todas sus forma los sentimientos y los impulsos de la liberad creadora.
Músicos como Chopin y Schubert, poetas como Bécquer o Espronceda en España y W. Blacke en Inglaterra, dramaturgos como Byron o Zorrilla o Víctor Hugo, pintores como Delacroix o Esquivel, novelistas como W. Scott, tienen el común denominador de valorar más el sentimiento que la lógica, la fantasía más que la erudición y la libertad más que la norma. También en lo religioso el romanticismo se caracterizó por la ruptura con el dogma tradicional y con la ética de los mandamientos, actitud aprendida de los filósofos románticos como Scheleiermacher, Schelling y Schleger, con sus preferencias por la vida ante las demandas de la ciencia o sus afanes impulsivos de originalidad por encima del valor objetivo de la verdad.
Por eso abundó entre sus promotores el amor libre y el suicido, el subjetivismo dogmáticos y el anarquismo moral, el alejamiento de las Iglesias y el ensalzamiento de la moral salvaje del pirata o del superhombre de Nietzsche que se pone más allá del bien y del mal.
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