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Se refiere el término al conjunto de los Salmos bíblicos, los 150. Y en ocasiones también se hace referencia al los propios de cada autor de los que constan en los títulos de los autores a lo que se atribuyen: Salterio de David, Salterio de los hijos de Coré, etc.
También se hace referencia a diversas versiones de los Salmos: el Salterio de los LXX, el Salterio de la Vulgata, el Salterio galicano o el Salterio romano.
Se llamaba también con este nombre al instrumento musical. Es dudoso el modo como estaba trabado, pero se sabe con seguridad que era una caja de resonancia en forma trapezoidal en donde unas cuerdas permitían suscitar armonías agradables y rítmicas para acompañar el canto de las estrofas.
Probablemente el salterio hebreo tenía entre 4 y 10 cuerdas y eran de tamaños diferentes. Se colocaba en forma horizontal en los tamaños pequeños; y vertical en los grandes. El salterio de la Vulgata alude al que entre los judíos se denominaba "nebel", citado por Flavio Josefo como instrumento de doce cuerdas parecido al laúd o a la guitarra.
El Salterio de los 150 Salmos, que ha llegado a nosotros, parece que estaba fijado desde algo antes de la era cristiana. Pero los "otros" salmos encontrados en Qumram hacen suponer que el número de 150, que durante mucho tiempos se consideró como fijo (7 x 7 más 1) no debía ser tan cerrado en los tiempos de Cristo.
Sea de ello lo que sea, el aspecto musical no merece excesivo crédito en cuanto a conclusiones fijas, si tenemos en cuenta lo que pudieron variar los usos desde David, mil años antes de Cristo, hasta la aparición cristiana.
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