Salvaje
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    Etimológicamente significa "silvestre", natural de la selva, hombre primitivo y no civilizado. Al margen de la valoración afectiva y fantasiosa que le dio a este hombre el romanticismo y el naturalismo del siglo XIX, se le ha mirado como alguien que sobrevive por las solas fuerzas de la naturaleza, pero que es preciso atender en lo cultural, en lo social y en lo espiritual, para que cultive la inteligencia y mejore la convivencia.
    En el mero sentido de la cultura y de la humanidad, la Iglesia y sus misioneros han realizado a lo largo de los siglos una tarea benéfica importante. Y los educadores cristianos en las misiones han logrado que las nuevas generaciones de los poblados y de las selvas se fueran haciendo cultas y, con la cultura y los buenos hábitos más humanos, se hicieran capaces de recibir la salvación.
     Por eso la Iglesia ha vinculado desde antiguo las misiones a la labor asistencial orientada a cultivar la salud y salvar los enfermos y a instruir a los niños y jóvenes y preparar el futuro.