|
Proceso del hombre como individuo o de un grupo humano de forma colectiva, por el cual se va incrementando su socialidad y su sociabilidad de manera conveniente y suficiente.
Los individuos son sociales en raíz y en el nacimiento. Pero a lo largo d la infancia y primera juventud tienen que ir adquiriendo una serie de actitudes y destrezas que les permita vivir en comunidad.
Del mismo modo los grupos humanos primitivos, los actuales o los históricos, que poseen por naturaleza una socialidad muy primaria tienen también que hacerse progresivamente más sociales: ordenados, respetuosos de los derechos naturales y de las leyes positivas, cultos, compasivos, disciplinados, éticos, estéticos y espirituales.
En esta socialización se pueden distinguir los terrenos más generales o humanos, pero también se puede aludir a aspectos parciales, como en la política, el derecho, el trabajo o en la religiosidad.
La socialización religiosa implica la interacción en sistemas de cultos y creencias por el que se comparte la propia fe y la actitud moral personal con los demás al tiempo que se asumen los usos y costumbres del entorno.
Los modos de conseguir esa socialización son diversos, pero siempre preferentes en determinadas edades. En la infancia, la fuerza socializadora es la convivencia familiar y la imitación. También lo es la institución escolar, las experiencias ambientales, los ejemplos que se proyectan en los medios de comunicación, las mismas actividades realizadas en beneficio ajeno.
Cuando se crece, cuenta más la reflexión personal, la conciencia ética de los deberes contraídos, la integración progresiva en el medio y en la cultura o civilización en la que se ha nacido, la opción personal por el servicio ajeno, el desempeño de una profesión rentable o altruista con resultados gratificantes para sí mismo y para los demás.
|
|
|
|
|