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Composición poética compuesta de 14 versos, por regla general endecasílabos u octosílabos. Se forma con dos estrofas de cuatro versos, seguidas de otras dos de tres. Es composición que ha sido muy usada, literaria e históricamente, en temas religiosos, por la moderación de su extensión para exponer una idea o sentimiento y por la variedad combinatoria que emplearon muchos grandes poetas de los siglos gloriosos.
Un modelo puede ser el de Lope de Vega a Cristo crucificado:
¿Qué tengo yo que mi amistad procuras?
¿Qué interés se te sigue, Jesús mío,
que, a mi puerta cubierto de rocío,
pasas las noches del invierto a oscuras?
¡Oh, cuán fueron mis entrañas duras
pues no te abrí! ¡Qué extraño desvarío,
si de mi ingratitud el hielo frío
secó las llagas de tus plantas puras!
¡Cuántas veces el ángel me decía:
"Alma, asómate agora a la ventana,
verás con cuánto amor llamar porfía"!
¡Y cuántas, Hermosura soberana,
"Mañana le abriremos, respondía,
para lo mismo responder mañana! |
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