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Transmisión a otra persona distante de una idea, una orden, un sentimiento sin explicación alguna en las leyes físicas que rigen la naturaleza. El término fue introducido por F. W. H. Myers en su libro "Fantasmas vivientes" (1.6) en 1882.
Pero el fenómeno se conoce desde antiguo como una habilidad inexplicable y estuvo siempre asociada a la magia, al espiritismo y al cultivo de las fuerzas ocultas de la naturaleza.
Se asocia ordinariamente a la transmisión del pensamiento, a la lectura de la mente, a la sugestión mental. Unas veces la comunicación es intencional y se envían mensajes "que llegan" y son inexplicables por simple coincidencia. En ocasiones la transferencia es espontánea y hay confluencia de acciones o reacciones sin otra explicación que la telepatía estricta. De no se un hecho comprobable, resultaría difícil admitirlo de otra forma que como casualidad.
La telepatía presenta problemas morales y determinados interrogantes. Suponiendo que no es efecto de influencias diabólicas (sobrenaturales), posibles si Dios las permite, se deben aceptar los hechos con ciertas reservas, sobre todo cuando se emplean como exhibición o diversión y espectáculo. Es cierto que existen esas fuerzas preternaturales todavía desconocidas por la ciencia, pero también lo es que no abundan las verdaderas transferencias telepáticas, tanto en forma de emisión como de recepción, al menos las que no se pueden explicar por la simple coincidencia o sintonía de hábitos y costumbres que las aclaren.
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