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Señal o modelo del corte del pelo de la cabeza, indicando con ello una determinada pertenencia o categoría eclesial.
Los testimonios del siglo IV, tanto en Oriente como en el Occidente, ya hablaban de la tonsura, o corte de pelo en forma de corona, como una señal de humildad en los eremitas y cenobitas.
Es probable que hacia el siglo VII ya se usó por los consagrados por las Ordenes de forma habitual.
En el clero secular, a falta de Regla directiva y norma de vida, fue un elemento protector en la sociedad. Por ello se convirtió en un signo de consagración a Dios junto con la adopción de determinadas vestimentas.
En determinadas Órdenes religiosas, como la de los benedictinos y los franciscanos, la tonsura se hacia ya hacia el silo XIII con determinada forma específica e incluso diferencial por familias religiosas.
En el siglo XV y XVI ya se diferencia la de los sacerdotes en forma de pequeña "coronilla" en la parte posterior de la cabeza y la de los monjes que afecta a todo el cuero cabelludo. La misma norma positiva de la Iglesia la fue introduciendo como distintivo clerical de que, al recibir este signo, la persona quedaba destinada seguir el itinerario de las otras Órdenes Menores y Mayores hasta llegar al Orden sacerdotal.
En los tiempos recientes, la tonsura ha caído en desuso no sólo en el clero secular sino en la mayor parte de los grupos religiosos. Recoge un eco histórico interesante, pero sin valor antiguo, aunque es conveniente recordarlo en el arte, en la literatura y en las tradiciones, sin darlo más valor que el de signo.
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