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Ausencia de respeto y de delicadeza en el trato con los demás. Es equivalente de rudeza, grosería, vulgaridad.
El vicio de la tosquedad perjudica directamente al cuerpo y a la convivencia, pero también afecta al alma y a las dimensiones espirituales de la persona. En una persona rústica y descortés, basta y desabrida, grosera y vulgar, difícilmente pueden prender y crecer sentimientos nobles y actitudes delicadas, pues siempre hay relación estrecha entre lo ético, lo estético y lo espiritual. El educador debe luchar contra ese obstáculo en los alumnos y catequizandos, comenzado por sí mismo como es natural
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