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Error doctrinal sobre el origen de las almas. Se pensaba que las almas de los hijos proceden, por vía de generación (genercionismo), de las almas de los padres y a esa relación se atribuye las similitudes y la retransmisión de determinados caracteres psicológicos y también espirituales.
Evidentemente este error, que Tertuliano propagó para explicar el misterio del pecado original y su transmisión, partía de un burdo concepto de la naturaleza del alma. Pronto fue rechazado por la Iglesia, que afirma que cada alma procede de un acto creacional divino que se hace presente en el ser humano en el mismo momento en el que los padres generan el cuerpo.
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