Vacaciones
    [870]

 
   
 

       Tiempo de vacío o de descanso en la actividad ordinaria, laboral o social. Constituye un fenómeno de importancia grande en los ambientes desarrollados y de ninguna significación en el mundo del subdesarrollo, donde no existe tiempos de descanso cuando se trata de luchar por la supervivencia.
   Con todo, en los ambientes en los que las vacaciones se convierten en una estructura social significativa, se convierten en una ocasión de vicios si con ellas se fomenta la indolencia, la ociosidad y la pereza; y en una plataforma virtuosa si se aprovechan para la formación, para la mejora personal, para el servicio social.
    Son motivo pues de una pedagogía del descanso inteligente y para una metodología de la actualización espiritual y religiosa, aprovechando el tiempo libre del que se dispone.
   Algunas consignas en esta dirección pueden ser las siguientes:
       - Hay que formar y educar a la persona y a la comunidad para vivir el tiempo libre, el tiempo de ocio con sentido de mejora personal, no con actitud de ruptura con la plegaria, y con la práctica religiosa habitual.
       - Es preciso preparar y acompañar a la persona que se traslada de lugar y acoger a la que viene de otros lugares, haciendo del intercambio una ocasión de mejora y ocasión de experiencias enriquecedoras.
       - Disponer celebraciones y experiencias religiosas como ofertas libres para que los que vienen de otros lugares a fin de que se sientan "dentro de la Iglesia católica", que es universal, sobre todo en lo referente a la plegaria y a los sacramentos de la fe.
    En las relaciones con Dios y en la práctica de la caridad fraterna no hay vacaciones, sino nuevas situaciones. La moral y la plegaria, como la respiración y el alimento, no pueden conocer vacaciones, pues son necesidades continuas. Hay que enseñar a disponer las vacaciones para mejorar sus riquezas.