Verónica
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   Piadosa mujer que se acercó a Jesús y le limpio con un paño el rostro ensangrentado cuando avanzaba hacia el Gólgota. La escena no es evangélica, aunque sí aparece el grupo de mujeres que lloraban su desgracia. (Lc. 23.28). La tradición conservó la creencia que una de ellas le alivió el rostro y la santa faz quedó impresa en el lienzo, que hoy se conserva en San Silvestre de Roma, según unos o en el Escorial, según otras creencias. Fueron los apócrifos, los "Hechos de Pilatos" y el "Evangelio de Nicodemo", donde se recogió y divulgó el relato. Incluso se dio el nombre de Verónica a su protagonista.
   La devoción popular se encargó luego de propagar el hecho y más tarde de promover el culto a las reliquias, que con tanto afán recogieron para sus lienzos los pintores y los forjadores de leyendas. Leonardo de Vinci, Zurbarán, Alberto Durero, El Greco, Salzillo fueron algunos de los grandes artistas que dejaron testimonio estético de su creencia.