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Como adjetivo se refiera a los actos que se ejecutan con consentimiento y libertad, por lo tanto con responsabilidad. El término se ha sustantivado para definir a los hombres y mujeres que se comprometen en una acción, servicio o ministerio con libre voluntad y con entrega a una misión concreta.
En tiempos recientes se han multiplicado las personas que trabajan en servicios de forma libre o en redes de orientación social, como ONGs, grupos religiosos, sociales o políticos, movimientos altruistas, etc. Su compromiso, ocasional y de media o larga duración, se realiza de manera libre, sin ánimo de lucro y siguiendo imperativos morales, sociales, afectivos o religiosos en busca del bien ajeno.
Como término, surgió en los comienzos de siglo, cuando muchos jóvenes fueron como voluntarios de la Cruz Roja internacional en la Guerra Europea de 1914 a 1917. Luego se divulgó esa disponibilidad altruista y transitoria en grupos misioneros de diversas confesiones cristianas muy extendida por Africa y América.
Y en los finales del siglo XX el "voluntariado" se extendió masivamente en grupos juveniles, sobre todo europeos, constituyen un verdadero movimiento de Iglesia tanto por la cantidad como por la calidad de las personas, prioritariamente jóvenes, que entregan conscientemente un tiempos de su vida en misiones y servicios de solidaridad.
Grupos como "Médicos sin fronteras", "Greenpeace" y "Cruz Roja" estuvieron a la cabeza en la promoción de estos servicios altruistas, unas veces confesionales y en la mayor parte de las ocasiones con actitudes ecuménicas y filantrópicas sin más.
Estas actitudes constituyen uno de los rasgos de la juventud en los finales del siglo XX, conformes con los rasgos psicosociales que definen esta época, menos dada a los compromisos estables de por vida y menos susceptible y dispuesta a regirse por normas eclesiales sistemáticas y jerárquicas.
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