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Tendencia a sentir antipatía y aversión (fobia) por los extranjeros o extraños (xenos, en griego). Es lo contrario a la xenofilia.
La xenofobia aparece con frecuencia en los ambientes en donde abundan o se acumulan de forma inesperada o muy rápida (invasión) personas de otras culturas o lenguas, ya bien por causa de la inmigración o emigración laboral, ya bien por causa del exilio bélico, económico o industrial.
En la población receptora se produce fácilmente un desconcierto y una incomodidad, que en los más agresivos genera rechazo. Ese rechazo va desde la simple antipatía hasta las muestras violentas de oposición. En ocasiones se ha pretendido justificar esta lacra como reacción de ámbitos racistas contra la invasión de extranjeros y extraños.
Pero no es justificable sólo como reacción. Más bien se trata de una perversidad, que resulta radicalmente anticristiana, por la violencia que genera y por los afectos adversos que desencadena, en ocasiones de formapsicopática.
En un mundo como el nuestro, en el que se da tanta movilidad y en donde abunda la violencia en las estructuras, en las relaciones, en las emigraciones, resulta a veces distorsionante y traumático el regirse por antipatías raciales: campesinos arrojados hacia los suburbios de las ciudades por la pobreza, el terrorismo o coacciones legales, emigrantes que acuden hacia zonas industriales o comerciales en busca de mejores situaciones, políticos exiliados, etnias desplazadas por genocidios más o menos consentidos por dirigentes sectarios, ligeros o incompetentes, etc. En ese contexto violento, la xenofobia es un pecado con el agravante de hacer más dura la condición de los oprimidos.
Los desplazados provocan inevitablemente reacciones en las poblaciones más estables, en forma de mecanismos de defensa colectiva. Ante ello es preciso reforzar los criterios y actividades educativas en favor de la comprensión, de la tolerancia y de la solidaridad. Y es preciso reforzar en los ambientes cristianos los fuertes principios del Evangelio a favor de los llegados: caridad con el indigente, sentimiento de igualdad entre las personas, atención preferente a los más desprotegidos, trabajo eficaz por buscar soluciones y aportación para restablecer el equilibrio y asegurar la promoción de los derechos humanos.
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