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Persecución religiosa desencadenada en Alemania entre 1771 y 1883. El nombre le vino de los intervenciones políticas de Rodolfo Virchof y el artífice de las medidas anticatólicas fue el Canciller germano Otto Bismark, obsesivo anticatólico y defensor del predominio prusiano y de la monarquía absolutista de Guillermo I, absolutismo al que se oponía el Partido católico fundado en 1870.
Se prohibieron en los diversos Estados, sobre en los católicos como Baviera, las manifestaciones de culto. Se apoyó oficialmente a los Viejos católicos de Dollinger, separados por la definición de la Infalibilidad pontificia en el Concilio Vaticano I en 1870. Se secularizó la educación con inspectores estatales en las escuelas. Los jesuitas fueron expulsados en 1872. Se obligó a los sacerdotes a estudiar en las Universidades del Estado y se cerraron los Seminarios. En 1875 de rompieron las relaciones con Roma ante las protestas pontificias por las medidas opresoras.
Las leyes tuvieron que ser gradualmente abolidas por el mismo Bismark ante el cansancio producido en las clases desahogadas y ante el cambio de Pontífice, (Pío IX murió y fue seguido por León XIII, de talante más negociador). La persecución se aminoró y se fueron derogando las anteriores medidas.
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